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Fondos generacionales: abrocharse los cinturones, por favor

Jorge Selaive Economista Jefe Scotiabank y Académico FEN U. de Chile

Por: Jorge Selaive | Publicado: Viernes 26 de julio de 2024 a las 04:00 hrs.
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Jorge Selaive

El reemplazo de los actuales multifondos por fondos generacionales ha generado consenso dentro de la reforma de pensiones. Los denominados Target-Date Funds son un mecanismo existente para la administración de fondos destinados a pensiones y sus virtudes son múltiples. Quiero referirme a los riesgos para la estabilidad financiera de la transición desde el actual sistema de multifondos a fondos generacionales, dada la magnitud de suboptimalidad -actualmente más del 50% de los cotizantes están en fondos subóptimos- y activos bajo administración.

La experiencia de México parece interesante. Las Afore, al momento de la transición hacia fondos de ciclo de vida, representaban un 16% del PIB (en Chile 55%). Se definieron 10 fondos generacionales con amplias consideraciones para activos alternativos. Al momento de iniciarse la transición, los fondos eran eminentemente de renta fija y se observó un leve incremento hacia renta variable. La suboptimalidad era bastante acotada. El Reporte de Estabilidad Financiera del primer trimestre del 2020 señalaba una recomposición de los activos administrados, a pesar de las flexibilizaciones entregadas para la transición. Lo anterior con impactos en instrumentos de gobierno y renta variable que parecieron superiores a los observados a causa del Covid.

“Es altamente probable que una migración a fondos generacionales requiera mitigadores en tiempo y norma que reduzcan el impacto sobre el mercado de capitales, entre los que está evitar en lo posible la liquidación de activos y dar tiempo al ajuste de las carteras”.

Parece razonable seguir los pasos tomados por los reguladores mexicanos. Sin embargo, dos aspectos hacen esperar una transición algo más movida para activos de renta fija y variable, respecto de los observados en México. Por un lado, la significativa diferencia en activos administrados y, por otro, la fuerte suboptimalidad de los cotizantes. Es altamente probable que una migración a fondos generacionales requiera mitigadores en tiempo y norma que reduzcan el impacto sobre el mercado de capitales, entre los cuales está evitar en lo posible la liquidación de activos y dar tiempo al ajuste de las carteras. Sin embargo, desde mi perspectiva, serán eso, mitigadores que difícilmente anulen los efectos sobre la valorización de activos. Esperaría incluso que se activen mecanismos y atribuciones regulatorias nunca vistos en el pasado.

De avanzar en fondos generacionales, es probable que se cuantifique el ajuste en el mix de activos, así como el flujo de largo plazo; las magnitudes no distarán de las observadas a causa de todos los retiros de fondos previsionales y los efectos sobre el precio de los activos serán inevitables. Cabe preguntarse, en cualquier caso, si dichos movimientos de portafolio serán eventualmente óptimos y guiados por razones fundamentales. Quizás ver un aumento importante en la tenencia y flujo de largo plazo hacia instrumentos de renta fija es razonable, no solo por el ajuste de los portafolios previsionales en la transición, sino también porque (quizás) las tasas de dichos instrumentos se encuentran algo desalineadas a causa, justamente, de una enorme suboptimalidad de los cotizantes. Tampoco podemos descartar que el futuro escenario económico y financiero disminuya el sesgo hacia fondos riesgosos observada actualmente, mitigando así la transición a fondos generacionales. Lo que sin duda parece claro, es que el plan de transición debería elaborarse con detalle, coordinación regulatoria y minuciosidad.

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